Clickiure | Servicios de Procuraduría Nacional




Desafío Legal: Nuevos Delitos Tecnológicos en la Era Digital

 

La digitalización acelerada y el crecimiento exponencial de la inteligencia artificial han revolucionado el panorama jurídico, planteando desafíos inéditos para el sistema de justicia convencional. Deepfakes cada vez más realistas, ciberestafas sofisticadas y delitos que trascienden fronteras virtuales se han convertido en parte habitual de la agenda de juzgados y despachos jurídicos. El reciente caso de la difusión de vídeos manipulados mediante IA, en el que se suplantan rostros de vecinos, es solo la punta del iceberg de una problemática en pleno crecimiento y evolución.

En este contexto, el presente artículo analiza los delitos tecnológicos emergentes en 2025, los complejos retos jurídicos que implican y las respuestas legislativas más actuales, así como las posibles estrategias para avanzar hacia una justicia digital realmente eficaz. Un recurso fundamental para profesionales que buscan comprender y anticipar los desafíos que la criminalidad presenta en el ámbito digital.

 

Deepfakes, Phishing y Ciberestafas


Evolución de los Delitos Tecnológicos: de la Estafa Clásica a los Deepfakes y el Ransomware Inteligente

La digitalización y el avance de la Inteligencia Artificial han transformado profundamente la naturaleza y el alcance de los delitos tecnológicos. Si bien las estafas clásicas y el phishing siguen presentes, hoy asistimos a una sofisticación sin precedentes en los métodos delictivos, impulsada por la automatización, la IA generativa y el acceso a información personal, lo que da lugar a nuevas modalidades con un impacto significativo:

  • Deepfakes y suplantación digital: la IA generativa permite crear vídeos y audios falsos con un realismo asombroso, facilitando la manipulación de rostros, acciones y discursos para suplantar identidades con fines fraudulentos, extorsivos o difamatorios. Según el informe de Signicat, el uso de deepfakes en fraudes ha experimentado un crecimiento exponencial, en los últimos tres años han aumentado un 2137% llegando a representar alrededor del 6,5% de todos los intentos de fraude detectados.
  • Ransomware automatizado: el ransomware, tradicionalmente basado en el cifrado de archivos para exigir rescates, ha evolucionado gracias a la IA. Ahora, no solo cifran información crítica, sino que también analizan dinámicamente el entorno de la víctima para identificar los sistemas más valiosos. La capacidad de adaptarse en tiempo real, eludir medidas de seguridad mediante técnicas de autoajuste y la selección estratégica de objetivos incrementan su alcance y dificultan su detección y mitigación.
  • Phishing avanzado y fraudes personalizados: la IA permite generar mensajes de phishing altamente convincentes y personalizados, utilizando datos obtenidos de filtraciones previas y análisis de perfiles en línea. El phishing ya no se limita al correo electrónico, sino que abarca SMS, llamadas y redes sociales, y puede dirigirse tanto a empleados como a directivos para vulnerar con mayor eficacia la cadena de confianza interna dentro de las organizaciones.
  • Creación de perfiles y documentos falsos: la IA generativa facilita la elaboración de documentos y perfiles digitales falsificados que pueden eludir sistemas de verificación avanzados, incrementando exponencialmente los casos de fraude de identidad y estafas en plataformas digitales.
  • Automatización de ciberataques: los ciberdelincuentes emplean IA para automatizar la exploración de vulnerabilidades en sistemas informáticos, seleccionar objetivos estratégicos, adaptar el comportamiento del malware en tiempo real y coordinar ataques complejos sin necesidad de intervención humana constante.

 

Este panorama evidencia un salto cualitativo en la criminalidad digital, donde la inteligencia artificial no solo potencia la escala y el impacto de los delitos, sino que también introduce nuevos retos en la identificación, asignación de responsabilidades y en la acción penal, lo que demanda una respuesta jurídica rápida y especializada.

Adaptando la Ley al Nuevo Paisaje Digital: Reformas del Código Penal y la Emergencia de Nuevas Figuras Delictivas

En respuesta al auge de los delitos tecnológicos, especialmente aquellos impulsados por la Inteligencia Artificial, el Gobierno de España ha dado pasos significativos para adaptar su marco legal a la nueva realidad digital. Ha aprobado un proyecto de ley el 25 de marzo de 2025 que prevé introducir reformas pioneras en el Código Penal incorporando figuras delictivas específicas para responder a amenazas emergentes vinculadas a la inteligencia artificial.

La reforma contempla la creación de un nuevo artículo 173 bis que sancionará la elaboración y difusión de imágenes o audios generados o modificados mediante inteligencia artificial, conocidos como deepfakes, cuando simulen situaciones de contenido sexual o resulten gravemente vejatorios, siempre que se realicen sin consentimiento de la persona afectada y con la intención de menoscabar su integridad moral. El proyecto establece penas de prisión de uno a dos años, con un agravamiento si la difusión se produce a través de redes sociales o alcanza a un número considerable de personas.

La reforma también prevé endurecer la respuesta penal frente al grooming digital, agravando las penas cuando el autor utiliza una identidad ficticia, falsea su edad o recurre a otros engaños digitales para establecer contacto con menores con fines delictivos.

También ha introducido la pena de alejamiento digital, la cual, permitirá a los jueces prohibir al condenado el acceso o la comunicación a través de redes sociales, foros o cualquier otro espacio virtual, con el objetivo de prevenir la revictimización y reducir el riesgo de reincidencia en delitos cometidos a través de medios digitales. Además, la ley busca aumentar la protección de los menores elevando la edad mínima para crear cuentas en redes sociales y requiriendo la implementación de mecanismos de control parental efectivos.

Estas reformas suponen un avance significativo en la adecuación del marco legal español a los desafíos que plantea la tecnología, permitiendo sancionar conductas que hasta ahora quedaban en un vacío. La tipificación expresa y la creación de penas específicas refuerzan la protección de los derechos fundamentales en el entorno digital y dotan a los operadores jurídicos de instrumentos más precisos para combatir estas formas emergentes de criminalidad digital.

Denuncias Recientes que Desafían la Ley

La sofisticación de los delitos tecnológicos en España ha quedado patente en varios casos recientes que han tenido un fuerte impacto en la opinión pública y en el ámbito legal.

Uno de los fraudes más relevantes de 2025 fue la desarticulación de una gran estafa piramidal con criptomonedas, la cual, operaba desde Málaga, Murcia y Madrid. La Policía Nacional detuvo a ocho personas tras casi tres años de investigación, acusadas de defraudar más de 30 millones de euros a más de 3.600 víctimas, principalmente en España, pero también en otros 35 países. La organización ofrecía falsas inversiones en bitcoins a través de una plataforma online aparentemente legal, prometiendo rentabilidades de hasta un 300% anual. Llegaron incluso a controlar los dispositivos de algunas víctimas para gestionar directamente las transacciones y apoderarse de datos personales y bancarios.

El fraude del CEO sigue aumentando significativamente en España en los últimos años, según muestran los informes de ciberseguridad y criminalidad del Ministerio del Interior, afectando tanto a grandes empresas como a pymes. Así, los ciberdelincuentes suplantan la identidad de altos directivos mediante correos electrónicos o mensajes falsificados, logrando que empleados realicen transferencias de grandes sumas de dinero o compartan información confidencial.

En el ámbito de la inteligencia artificial, se han presentado denuncias por la difusión de vídeos manipulados en los que se superponen rostros de vecinos en escenas difamatorias o inapropiadas, que luego se comparten en grupos de mensajería y redes sociales. Estas acciones han motivado investigaciones por vulneración del derecho a la propia imagen, daños al honor y posibles delitos de odio, subrayando la urgencia de una respuesta legal adaptada a los riesgos de la IA.

Por último, las autoridades han intensificado la lucha contra el grooming digital y el acoso a menores. Se han desarticulado redes en las que adultos contactaban a menores a través de plataformas de videojuegos y redes sociales, utilizando perfiles falsos y técnicas de manipulación psicológica para ganarse su confianza y obtener material sensible. Estas investigaciones han puesto de manifiesto el uso de identidades enmascaradas, comunidades online cerradas y aplicaciones de mensajería cifrada para ocultar las actividades delictivas.

Estos casos reales evidencian la necesidad de adaptar el marco legal y los recursos policiales a la evolución constante de los delitos tecnológicos, reforzando la protección de las víctimas y la eficacia de la persecución penal.

Desafíos Legales y Herramientas para una Justicia Digital Eficaz

El vertiginoso aumento de los delitos tecnológicos plantea desafíos legales de gran complejidad para el sistema de justicia. El anonimato de los ciberdelincuentes, el alcance global de los ataques y las dificultades para armonizar las normativas entre diferentes jurisdicciones dificultan la persecución y sanción efectiva de estos delitos. La naturaleza transnacional del cibercrimen exige una cooperación internacional mucho más sólida y coordinada, destacan en España, el refuerzo del Plan Nacional de Ciberseguridad y las recientes inversiones destinadas a mejorar la protección de infraestructuras críticas. A nivel europeo, la Directiva NIS2 y el Reglamento DORA, ambos orientados a fortalecer la ciberseguridad y la gestión de riesgos en sectores esenciales, avanzan en su implementación, aunque la incorporación de la directiva NIS2 al marco legal español todavía está en proceso de aprobación parlamentaria.

En este escenario, la protección de derechos fundamentales, privacidad, honor, integridad moral y, especialmente, la protección de menores, se ve seriamente amenazada por la facilidad con la que pueden manipularse y difundirse datos y contenido personal. La obtención y conservación de pruebas digitales representa uno de los mayores desafíos procesales, ya que, la atribución de la autoría, la volatilidad y fragilidad de los datos, así como la sofisticación de las técnicas de ocultación, exigen a los operadores jurídicos una especialización técnica cada vez mayor y la realización de peritajes digitales de alta complejidad.

En respuesta, la integración de herramientas tecnológicas avanzadas resulta imprescindible. Sistemas de detección y prevención de intrusiones, gestión segura de identidades, análisis forense digital y soluciones basadas en inteligencia artificial permiten anticipar, identificar y documentar incidentes con mayor precisión y rapidez. Además, la jurisprudencia internacional empieza a establecer criterios significativos, el Tribunal Supremo español ha admitido el aumento de la responsabilidad penal por el uso de IA en ciberataques, mientras que tribunales estadounidenses ya han abordado cuestiones como el robo de algoritmos y la actualización de marcos legales para delitos tecnológicos.

Por último, la educación y la concienciación social siguen siendo pilares fundamentales para la prevención, dado que el factor humano sigue siendo el principal factor de vulnerabilidad de entrada de los ciberataques. Solo una combinación de regulación eficaz, cooperación internacional, innovación tecnológica y formación continua permitirá al sistema legal responder con garantías a los desafíos de la criminalidad digital y proteger los derechos fundamentales en la era de la inteligencia artificial.